
Yo siento que el mundo ya de por si apesta a realidad lo suficiente. No es que sea partidaria de los engaños, pero creo que un poco de magia no hace daño.
A mi Santa Claus me divorcio cuanto tenia 11 años y aunque el shock fue mas bien por la desfachatez de mis padres que se empeñaron en pretender que yo ya sabia y me trataban acorde, dicho shock no duro mucho. Dura mas el recuerdo de la emocion y la imaginacion infantil tratando bien duro de comprender como es que un vato tan gordo cabe por la chimenea, si hasta un gato se atora ahi de vez en cuando. He ahi la magia.
Lydia no cree en Santa Claus, ni en el Hada de los Dientes, ni en duendes, ni en Willy Wonka. Decidieron criarla objetiva, pero respetuosa (No es de las que hace llorar a niños de 1er grado riendose de ellos porque Santa Clause no existe). Yo estoy de acuerdo en que la Navidad esta completamente torcida en esto$ tiempo$, y entiendo que Patrick quiera quitar cuanta distraccion sea posible para que Lydia mejor le ponga atencion al Chico del Cumpleaños los 25 de diciembres. Es cierto que en si la Navidad es bastante magica por si misma, con semejante milagro que celebramos.
Cuando el tiempo venga de criar a nuestros hijos, despues de varios rounds, comprendo que tengo que considerar la posibilidad de que tal vez no crezcan bajo las mismas tradiciones familiares que yo. Esto de crear una familia propia es un borlote.
Patrick tiene consideraciones que hacer por su parte. Es de todos sabido que soy probablemente de las ultimas personas que aun llora cuando ven a un animalito muerto en la calle, o cualquiera de ellos sufriendo donde sea. Y le doy gracias a Dios que no tenga que despescuezar mis propios pollos para hacer nuggets. Patrick crecio cazando venaditos, zorras, liebres, y pavos salvajes. Era el tiempo de calidad que pasaba con su abuelo (lease sentados en silencio, congelandose en el bosque, sin hablar para no espantar a las futuras victimas); obviamente, darles una escopeta a nuestra descendencia y perseguir a Bambi es de lo mas normal para el... y para el 90% del resto de los habitantes de estos lares.
La rara soy yo.
Horas de argumentos casi nos llevan a un acuerdo. Estamos limando asperezas, futuras complicaciones y considerando opciones. El me da la escopeta y yo le dejo a Santa Claus. Como quiera y se pone esplendido con lo de los Reyes Magos, o el Raton de los Dientes (le puedo lavar el coco con eso de que es cultura mexicana y demas...); y si quiere seguir disparandole a inocentes criaturas del bosque. lo puedo armar a el y a los engendros con camaras fotograficas.
Esto del amor es puras negociaciones...