8/15/2005

(Parentesis)




Tengo un gran hoyo negro en el cerebro. No se me ocurre nada, el amor me esta haciendo papilla el intelecto.

El sabado, el Gringo se fue a un torneo de golf (dato inutil para trivias: Hay en Minnesota 285 campos de golf de 18 hoyos) y me quede soltera todo el dia. Me hubiera ido a derrochar dinero al Mol, pero traemos una racha Salazar economica. En cambio, disfrute mi mañana practicamente en bichis platicandome un cafe de olla con la Beba (no, no usamos webcam; la señora andaba falta de cocimiento y no queriamos provocarle una embolia de la impresion, debido a su estado delicado). Como extraño los cafecitos con ellas: como extraño que me duela la panza de la risa y la cabeza de tratar de mantenerme a la par con su genialidad.

Mas tarde, me amarre las doble D que el Señor me dio y me fui a una audicion de teatro. Cante "Take me or leave me" de RENT con cuanto sentimiento luchevillezco pude. Solo una vez antes habia audicionado (El dia que la Shelle se me acerco despues de 12 años y me pregunto: "Tu te llamas Wendy Zarate, en serio??") y no me apetecia repetirlo (la audicion, no el evento con Shelle) , pero, mis años en teatro fueron de los mas bellos y -valga- dramaticos. Al estar ahi y ver a los audicionados que ya se conocen entre si abrazandose y besandose las mejillas (Quien dijo que los Gringos hombres no se besan entre si?) me entro una nostalgia de aquellas. Amo el teatro, amo los segundos antes de la funcion cuando los instrumentos se afinan y los actores se sientan en el suelo tras bambalinas a esperar. Pero sobre todo, amo la camaraderia. Tal vez soy ingenua y me olvido de el espiritu competitivo (aunque no creo que nadie haya tratado de romperme una pierna para tomar mi papel de Madame Thenardier). Al final lo que quedan son las memorias de muchas risas compartidas entre la raza mas dramatica, estrafalaria y deliciosa que he encontrado.
Quien sabe si me llamen del teatro, si quiera para tramoyista. Yo iba acantar y a mover el tambo, pero me hicieron leer un libreto. No creo que quieran una Follies con acento de nopal.
Por lo pronto, la secuela de mi fin de semana son tres teclas de mi teclado pegosteadas por el azucar de mi cafe, dos canciones nuevas en mi haber de favoritas que Beba me regalo: "Naila" de Lila Downs, y "A la sombra de un Leon" por Soledad Jimenez (no he escuchado otra cosa desde entonces), y la duda que tengo de si en realidad quiero volver al escenario o simplemente a la calidez de mis viejos conocidos compartiendolo conmigo.

1 Comments:

Blogger El Sergio Torres dijo...

Hermosa Madame, el café matutino siempre es fuente de numerosos ataques de nostalgia y, a fe mía, que coincidimos más de uno en este estrafalario deseo, de ser y hacer en el teatro lo que fuimos y lo que deseamos.

Se extraña la compañía, la alegría, el relajo y las largas horas de acción bajo la luminosa y sedienta mirada de un público que se arranca los suspiros y se deleita la añoranza.

15 agosto, 2005  

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