Fin de semana

El viernes fuimos a Ikea (mi tienda favorita) y al mall. Cosa rara: Patrick salió del mall con dos camisas nuevas y yo, con las manos vacías.

Yo siempre he supuesto que es igual para todos los de mi raza, pero puedo estar equivocada. Los desayunos en forma -huevos, salchicha, tocino, jotkeiks- solo existen los fines de semana y en vacaciones. Cuando uno anda a la carrera, es perfectamente normal desayunarte un pan dulce, o un pedazo de pastel o pay con leche o café. Por favor díganme si crecí engañada. A veces, incluso de cena se zunga uno una empanada y quién te pegó. Por estos lares es una aberración siquiera sugerir tal cosa (claro, los gringos son de todos conocidos por la importancia que le dan a la nutrición). Me costó un poco de trabajo y tiempo darme cuenta cuál era la causa de la burla cuandome cenaba unas galletas con leche.

El sábado en la mañana Patrick me declaró su amor una vez más llevándome a un restaurancito que se especializa en pays y desayunándose él mismo nada más que un pedazote de pay y un vaso con leche. Esto es amor, señores. Yo me zungué uno de nuez, Lydia uno de galletas Oreo y Patrick uno de Dulce de Leche.

Esto fue de camino a casa de los Abue-suegros, que viven en Wisconsin, a 2 horas de aquí. Vimos el video de nuestra boda con ellos, y comimos lo que la abuela Marguerite nos pusiera enfrente cada dos minutos. Más tarde fuimos a una huerta de manzana con una tiendita muy mona que vendía todo cuanto se puedan imaginar hecho de manzana o en forma de ésta. Salimos con la smanos llenas de chapeteadas, galletas, una gran bolsa de manzanas recien cortadas y frascos de conservas (¿han probado la mantequilla especiada de manzana? Señor, ¡dame fuerzas!). Ahí no paró la cosa, ya saben como es el asunto en casa de los abuelitos. El espacio que nos quedo en el carro, nos los llenaron de cuanta variedad de calabazas hubo, pepinos, tomates etc; todo de la huerta de ellos.

El domingo a la iglesia todo el día, porqué me tocó cantar y son dos servicios. En la tarde dos hambruguesas con queso y harta cebolla, papas fritas caseras y una copa de vino que me indujo una larga siesta ¡Ahhh! Esto es vida, señores...