8/05/2007

Dedos atropellados

"Los hijos le cambian a uno la vida!"
Quien no ha oido tal afirmacion de la boca de alguien reproductivamente activo. Nunca supe si lo decian con coraje o con orgullo. Tal vez un poco de los dos. Como el consabido "Pero valen la pena!!!" con el que siempre parecen terminar las quejas de falta de sueno, dinero, paz, tranquilidad, romance e independencia que les pululan a dicha parte de la poblacion> Es como el momentito, al final de todo el desahogo en que piensan "Chin! Estos van a pensar que soy una mala madre...PERO VALEN TAAANTO LA PENA!"

Efectivamente los hijos cambian muchas cosas. Algunas irremediablemente y otras por eleccion propia, yo diria. Hablando de las irremediables: los patrones de sueno. Me hubieran visto dopada de euforia el dia que Luna durmio 8 horas seguidas por primera vez. Me desperto a las 6 AM y despues de tragarmela a besos y elogios (quien me haya despertado antes, A CUALQUIER HORA, sabe que las unicas palabras de mi boca estarian normalmente destinadas a su sacrosanta progenitora) me vesti canturreando y levante a Lydia y al Gringo para irnos a echar una caminata de 2 kms a comprar bagels frescos.

Si. Yo. Despierta,caminando y de buen humor antes de las 11 AM.
Dejen hago una pausa aqui, para que se recuperen del shock.

Obviamente, a eso de las 10 trone en un sillo y no desperte hasta la 1. Mi cuerpo no esta hecho para esas horas, caramba! Denme credito.

Hoy me abofeteo otro cambio. Mi espacio vital, que comparti con una panza del tamano de una sandia familiar, en lugar de achicarse al dar a luz, se me expandio. Ahora se extiende hasta la carriola.

A pesar de haber escogido la mas ligera y compacta, que friega es andar esquivando gente, postes, paredes y perros miniatura! Hoy fuimos a la Feria del Arte, y en definitiva no fue (ni sera jamas) lo mismo que en anos pasados (ponganle la tilde, cochinos). Que trafical! Tuve que ver la mayoria de las exposiciones de lejecitos, debido a las miradas molestas de los transeuntes cuyo espacio vital mi carriola violaba al intentar acercarme. Y pensar que yo era una de esas gentes incomprensivas que les hechaba miradas de maldicion azteca a las pobres que trataban de seguir con su vida normal aun despues de reproducirse. "Con que derecho!?"- pensaba yo.

Es hora de escoger: cargar al engendro en el canguro y tener un constante dolor de hombros y espalda, o sacrificar unos cuantos dedos de los pies de raza que, depsues de atropellarlos con la carriola, jamas volvere a ver.

Ay! Es que los hijos le cambian la vida a una! PERO VALEN LA PENA!!!!

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